Este es el auténtico techo de la provincia manchega. Ubicada en el entrante de la provincia de Albacete entre Jaén, Granada y Murcia, se rodea de montañas de gran envergadura. Como su Pico Atalaya, que supera los 2.000 metros. Las vistas en la ascensión de la sierra dejan sin aliento. Y sus cumbres se conservan casi vírgenes.
Los aficionados a la geología podrán observar la evolución de las Cordilleras Béticas en los procesos producidos durante el Mesozoico. Es muy destacable la geología de la Sierra de las Cabras, porque se pueden encontrar muestras de muchos de los acontecimientos geológicos que han participado en la formación de las Cordilleras Béticas. Estas montañas se componen de unidades de origen, evolución y ambiente de formación muy diferentes. La variedad de rocas es importante. Se pueden encontrar margas, arcillas, arenas y areniscas, aunque son las dolomías o calizas, por su dureza, las que dan lugar a las formas más espectaculares. Los fósiles pueden llegar a ser muy abundantes, conservando restos de plantas y animales como erizos y moluscos, de entre lo que se destacan los belemnites, moluscos del tipo del calamar.