Un kilómetro cuadrado rodeado de murallas y torreones. Tan inexpugnable que nunca fue conquistado, fue reconvertido en monasterio en los siglos XVI y XVII, y llamado, por su gran belleza, El Escorial de la Mancha.

Del complejo militar que en los inicios del siglo X levantara Fath ben Musa ben Zennún (908-915) poco es lo que queda, pues o fue destruido o reaprovechado por los cristianos en los siglos posteriores modificando su estructura.

La fortaleza de la Orden de Santiago, baluarte de la reconquista desde finales del siglo XII hasta comienzos del XVI, ha desaparecido en gran parte a causa de la decisión de Carlos I en 1529 de construir en el lugar del antiguo convento y de parte de la antigua fortaleza el actual monasterio de la Orden de Santiago.

No tenemos un solo plano antiguo de la fortificación ni del monasterio antiguo, pero basándonos en las descripciones de los “Libros de visita” sabemos que la fortaleza estaba formada al menos por siete torres, quedan en pie la torre del Póntido, del Palomar, un lienzo de muralla y la Albarrana (o del Homenaje Nuevo).

El recinto amurallado baja desde la torre Albarrana, buscando el río Bedija pasando por la puerta de Sicuendes y continúa con una muralla de cremallera para finalizar al norte junto al cementerio de santa Catalina. El otro recinto, cerraba en su interior a la población, de él queda sólo la Puerta del Agua.